lunes, 7 de junio de 2010

AUTOGOL, EL HARAKIRI FUTBOLERO

POR: OREIDIS PIMENTEL PEREZ
El colmo de un portero es que uno de sus compañeros de equipo le cuele una pelota que once contrarios no pudieron. Por supuesto, nadie quiere clavarse el puñal y si el autogol viene a ser la suprema frustración de un intento por desviar la pelota, la historia de los mundiales de Fútbol también
tiene hechos curiosos.

Quizá el peor autogol de la historia fue el del colombiano Andrés Escobar Saldarriaga, “El as de la Zaga”, quien al regresar a su país después del descalabro de los cafeteros en la edición Estados Unidos ‘94 recibió 12 balazos en un bar.

Fue un pase cruzado a segundo palo de un jugador norteamericano-de Erick Wynalda, si la memoria no me traiciona- y en la estirada Escobar en vez de cortar el “pase de la muerte” la entró. A lo mejor esa pelota entraba lamiendo el poste sin que interfiriera el colombiano, en definitiva quiso evitarlo, pero la gran propaganda que precedió a Colombia y los resultados decepcionantes en el Mundial se ligó para causar una conmoción en su país.

Resultó el símbolo del fracaso a pesar de contar con un once donde Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y Adolfo Valencia conformaron la mejor generación de la historia balompédica colombiana, además de completar

una eliminatoria premundialista increíble, donde lograron un casi mítico 5-0 sobre Argentina en Buenos Aires.

“Los gringos se fueron de cumbia” o “Maradona tenía razón” fueron cintillos lapidarios en América del Sur y el pobre Escobar pagó los platos por culpa de una prensa que sobrevaloró las reales posibilidades, de una sociedad carente de héroes, lastrada por la violencia, la corrupción y la droga.

“Por favor, que el respeto se mantenga. Un abrazo fuerte para todos y para decirles que fue una oportunidad y una experiencia fenomenal; rara, que jamás había sentido en mi vida. Hasta Pronto, porque la vida no termina aquí.”, fueron sus declaraciones pocos días antes de su asesinato.

Desapolillando archivos

Nadie quiere anotar en su propia puerta y muchísimo menos equivocarse dos veces de forma tan torpe, así que podemos concluir que no hay lideratos en cuanto a autogoles, nunca un jugador se equivocó más de una vez.

En total se produjeron 34 autogoles antes de Sudáfrica’2010 (y digo 34 porque aún tengo dudas si en 1974 el haitiano Arsene Auguste tocó la pelota en contra o lo hizo el italiano Benetti) y las ediciones con más incidencia fueron las de 1954, 1998, 2002 y 2006 con cuatro casos respectivamente.

Quizá en Corea –Japón se pudo romper el record pero el gol en propia puerta que originalmente se le computó al costarricense Luis Marín, luego la FIFA se lo anexó a la cuenta del brasileño Ronaldo, que fue el líder cañonero con 8 dianas en el torneo.

Los datos no engañan; son los defensas los que cometen la pifia pues en mundiales apenas un delantero se retrasó en las líneas y no le salió bien el auxilio.

Ahora, valdría preguntarse ¿Cómo se anota si un jugador con varios goles en un mundial disputa el liderato y también comete autogol? ¿Se le suma o se le pone aparte? Nunca se dio el caso y únicamente tres jugadores lograron en una copa colar en ambas puertas: los holandeses Ruudi (Rudi) Krol y Ernie Brandst y el yugoslavo Sinisa Mihajlovic. De ellos Brandst tuvo la experiencia de sufrir la vergüenza y la alegría en un mismo desafío.

Con más precisión Krol “metió la pata” a los 78 minutos en el 4-1 de su equipo contra Bulgaria en la edición de 1974 y luego se redimió con un gol a los 25 minutos en el éxito versus Argentina en cuartos de final.

Cuatro años después en Buenos Aires, Brandts le anotó a los austriacos y contra Italia lo hizo en puerta propia para luego tomó desquite al punto de concretar la victoria de los naranjas 2-1.

El caso de Mihajlovic fue en Francia’98. Le dio crédito 1-0 a Yugoslavia contra Irán y en el gran duelo contra los alemanes, desvió un centro que no iba en dirección a la puerta de Ivica Kralj. Ya saben que pasó.

Volviendo a las coincidencias solamente en un mundial dos jugadores del mismo equipo compartieron el protagonismo de “malo de la película”: los búlgaros Kutzov y Davidov en Inglaterra’66 ¡Con amigos así para que enemigos!

También en una inauguración hubo un caso: el escocés Tom Boyd contra Brasil en Francia’98.

Yo, el peor de todos

El primero en la lista fue el paraguayo González en 1930, cuando su equipo perdió 0-3 contra Estados Unidos.

Después se sumaron en 1938 el suizo Lortscher y el sueco Eriksson y en 1954: Dickinson (Inglaterra), Horvath (Yugoslavia), R. Cárdenas (México) y Cruz (Uruguay).

Vino 1970 y un anfitrión pecó, Guzmán; del ’74 ya hablamos de Krol pero también incurrieron Perfumo (Argentina) y Curran (Australia); en 1978 junto a Brandst estuvo el defensa Berti Vogst (R.F.A) y Eskandarian (Irán); en 1982 Scirea (Italia) y Barmos (Checoslovaquia); en 1986 Cho Kwan Rae (Corea del Sur); en 1998 junto a Mihajlovic y Boyd los africanos Chippo (Marruecos) y Pierre Issa (Sudáfrica); en el 2002 fueron Carles Puyol (España), Estanislao Struway (Paraguay), Jeff Agoos (USA) y Jorge Costa (Portugal) y por último en la cita del 2006 Carlos Gamarra (Paraguay), Sancho (Trinidad & Tobago), Zaccardo (Italia) y Petit (Portugal).

En mi opinión el autogol más tonto fue el de Yassir Chippo en el 2-2 de Marruecos y Noruega en 1998. El marroquí estaba en la línea de meta e intentó cabecear hacia fuera, es obvio que no acertó y solo quiero agregar a estas líneas que dos futbolistas que no nacieron en el país que representaron se hicieron el harakiri: Pierre Issa de origen libanés en el Sudáfrica-Francia de 1998 y Enmanuel Petit, francés que juega con nacionalidad portuguesa.

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