POR: ADARY PEREZ RODRIGUEZ
Cuando decimos que el proceso electoral cubano se distingue por su carácter masivo, a veces NO alcanzamos a comprender todo el significado que este término encierra.
Dejando a un lado los procesos revolucionarios que ahora avanzan en Latinoamérica, tal es el caso de Bolivia y Venezuela, con su creciente poder de convocatoria de las masas; la realidad es que cada vez son más las personas que se desentienden de las elecciones en sus respectivos naciones debido a que han perdido la confianza en la legitimidad de las mismas o en sus gobernantes.
Nos referimos, a los países capitalistas tanto desarrollados como subdesarrollados donde los partidos se disputan la supremacía; y los principios, las convicciones y el apoyo de los políticos están a la venta al mejor postor.
En Estados Unidos, por ejemplo, según una encuesta recientemente divulgada por el Centro de Investigación Pew, cerca del 80 por ciento de los norteamericanos ha perdido la confianza en la administración de Barack Obama, y pocos creen que pueda resolver los problemas de la nación, en lo que constituye el nivel más bajo en medio siglo.
Cierto es que la crisis mundial, con todos las consecuencias que ella trae consigo, ha sido un poderoso catalizador en este proceso.
El desempleo, el hambre y la ineficacia de las medidas implementadas en los diversos países capitalistas han contribuido a quitar la venda de los ojos de muchos ciudadanos al comprender que el principal objetivo de las políticas de sus Estados NO es salvaguardar al pueblo, sino a las grandes transnacionales y sus intereses.
En cuba, las agresiones de Estados Unidos, el bloqueo y actualmente la crisis, NO han mellado la confianza del pueblo en la Revolución y el sistema socialista.
Los cubanos están identificados con el proceso que llevan adelante, porque en él se sienten representados, participan en su construcción y son el centro de sus objetivos.
Las nuevas generaciones así lo ratificaron en el NOVENO Congreso de la UJC. La pasión de ese pueblo por su Revolución, el apoyo incondicional a sus líderes, Fidel y Raúl, está presente hoy más que nunca.
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