Amén de la alegría y el júbilo por el primer trofeo de la temporada para el Barcelona FC, los acontecimientos de esta Supercopa de España dejan múltiples lecturas para los aficionados y entrenadores del equipo de la ciudad Condal.
Primero: El Barcelona dejó de ser ese elenco indescifrable en su juego, hegemónico, arrollador e indomable frente a sus rivales de turno.
Segundo: Muchos de los entrenadores contrarios han encontrado el planteamiento táctico más efectivo para neutralizar la circulación del balón y efectividad goleadora del once barcelonista. Ejem: observe los 2 partidos de esta competición ( repliegue, presión y contragolpe).
Tercero: Este equipo empieza desde hace algunas temporadas aletargado, falto de ritmo y de engranaje entre sus jugadores, producto de las pésimas pretempotadas organizadas por los socios del club para ganar dinero. Mientras Real Madrid jugaba con Chesea y Manchester City, el Barcelona jugaba con niños de Palestina e Israel.
Cuarto: La gestión de Sandro Rosell y Andoni Zubizarreta ha sido lamentable. Solo los salva un poco la incorporación de Neymar. Los casos de la defensa (punto crítico) y la porteria (el año próximo sin su mejor arquero) continúan como agujeros negros afectando la calidad y los resultados del mejor equipo del mundo.
Quinto: La pérdida de jugadores importantes como Thiago, Valdés y Villa (para mí el único con algunas dotes de nueve natural) ablandan sólidas posiciones estratégicas para el equipo.
Sexto: El Barcelona FC como le pasa a España, debe ensayar variantes para penetrar las rocosas formaciones defensivas que les van a comenzar a realizar muchos equipo durante esta temporada, (pienso en disparos con potencia desde el borde del área) pues cuando para la escuadra blaugrana la victoria resulta su única meta, otros elencos en tanto se conforman con la igualada.
En fin, considero que el ciclo del Barcelona no ha acabado, poseen los mismos futbolistas y el mismo estilo de juego.
Estos deportistas necesitan incrementar la intensidad de juego y utilizar como el Atlético de Madrid, las armas de la motivación, la férrea combatividad y las ganas de divertirse con desenfado sobre el terreno de juego.
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