La ciudad suiza de Zurich atrae hoy las miradas expectantes de una gran parte del mundo que podrá conocer al fin, en una prolongada y exuberante fanfarria mediática, el ganador del Balón de Oro 2012.
No me sorprendería si saliera Iniesta por su visión de juego, sus goles y títulos individuales y colectivos, junto a su papel con España, pero pienso que Messi, el número uno del mundo desde hace ya un buen tiempo, lo tiene todo para ser sin dudas el ganador, avalado por sus 91 goles el pasado año, cifra que resulta la guinda a su majestad.
Cristiano, que por cierto llegó hoy media hora tarde a la conferencia de prensa previa a la entrega del galardón, quedaría a mi juicio para un tercer lugar, pues auque destaca, su potencia, habilidades con el balón, goles y título de liga española, la avalancha futbolística de los barcelonistas eclipsa el desempeño del portugués.
La mesa está servida para encumbrar por cuarta ocasión consecutiva al Mesías del fútbol mundial, un hombre que juega como en el playstations y además, marca goles que son amores.
Con cuatro balones de oro de forma consecutiva el rosarino descansaría en el olimpo del más universal de los deportes y quedaría entonces terreno y justa oportunidad para premiar a hombres como Xavi Hernández, Andrés Iniesta y el propia Cristiano, quienes tuvieron la suerte y a la vez desdicha de vivir la era de una perla única, un referente, una nueva categoría futbolística.
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